Archivo de julio 2007

28
Jul
07

Sobre el TLC

¿Por qué Sí?

Por Miguel Martí

Durante un partido de la Selección Nacional el entrenador saca a un defensa y pone a jugar a un delantero. ¿Fue una decisión adecuada? La respuesta a la pregunta depende de la estrategia con la que se está jugando.

Si la estrategia era la de salir a ganar, la decisión es adecuada. Si la estrategia era la de salir a defenderse, la misma decisión sería inadecuada. Solo podremos evaluar la decisión si la colocamos en el contexto mayor de la estrategia con la que se juega. Algo similar pasa con el TLC.

¿Es adecuado para Costa Rica firmar tratados de libre comercio con otros países del mundo? Para poder responder hay que situar el tema en el contexto mayor, es decir, hay que preguntarse primero: ¿cuál es la estrategia económica que está impulsando el país?

La estrategia que sigue el país desde principios de la década de los 80 es la de abrirse al mundo para exportar lo que somos buenos produciendo e importar lo que necesitamos.

¿Y esa estrategia ha dado buenos resultados? Veamos algunos datos.

A principios de los años 80, nuestras exportaciones, en casi un 60%, eran de productos tradicionales, como el café, el banano, el azúcar y un poco de carne. Por eso se decía que Costa Rica era, en lo fundamental, un exportador de postres.

En 1982 el valor de las exportaciones de Costa Rica fue de $872 millones de dólares. En 2007 se espera que el valor de las exportaciones sea cercano a los $8000 millones de dólares.

Pasamos de exportar unos cuantos productos tradicionales, a exportar más de 3600 productos de todo tipo: desde chayotes hasta chips de computadoras, desde plantas ornamentales hasta sofisticado equipo médico, desde melones hasta programas de cómputo, desde la fabricación de sensores eléctricos hasta servicios de cirugía plástica.

Si se excluyen los minerales, ¡Costa Rica es el segundo exportador por habitante de América!

Además, como dicen los economistas, las exportaciones representan el 50% del valor agregado nacional. Eso, en términos prácticos, significa que la mitad de la plata que cada tico anda en su bolsillo, se relaciona con la actividad exportadora. Y además, ¡es la mitad que más rápido crece!

¿Esta estrategia ha tenido buenos resultados sociales?

A mediados de 1982, cuando finalizó el gobierno de Rodrigo Carazo, las cifras oficiales situaban el nivel de pobreza de Costa Rica en un 49%. ¡Casi la mitad de los costarricenses eran pobres!

En la actualidad, el índice de pobreza se sitúa alrededor del 20%. Gracias a la estrategia de apertura al comercio internacional, hemos disminuido la pobreza de manera significativa, aunque todavía nos falta mucho por hacer.

Valga también señalar que una correcta estrategia económica es necesaria pero no es suficiente para conseguir un desarrollo equilibrado.

Como lo afirma la llamada “Comisión de Notables”, el país tiene ante sí el desafío de impulsar reformas que permitan que las oportunidades que ofrece una adecuada estrategia económica beneficien a la mayoría de los costarricenses.

Es cierto que la pobreza bajó de un 49% a un 20%. Pero también es cierto que durante años el nivel de pobreza no ha bajado más, al tiempo que se hace mayor la desigualdad.

Estos son grandes desafíos que debemos enfrentar y resolver; pero sería un error creer que por existir esos problemas debemos echar por la borda una estrategia económica que demuestra con resultados que es exitosa.
¡No botemos al bebé junto con el agua usada!

Sobre la base de una correcta estrategia económica, debemos aplicar estrategias de desarrollo social y ambiental que ayuden a que los beneficios de la apertura al comercio internacional lleguen a la mayoría de los costarricenses.

Volvamos a la pregunta inicial: ¿tiene sentido que Costa Rica firme tratados de libre comercio con otros países del mundo? Sí. Sí tiene sentido; porque es un paso adecuado en la dirección correcta.

La estrategia de desarrollo económico que Costa Rica impulsa desde hace más de 25 años es la de apertura al comercio internacional. Los resultados demuestran que es una estrategia correcta.

¿Y qué es un tratado de libre comercio?

Un tratado de libre comercio (TLC) es, ante todo, un acuerdo entre dos países para que los productos y servicios de uno puedan entrar al otro sin pagar impuestos ni enfrentar trabas de otro tipo, y en que cada uno se compromete a no desmejorar el trato que le da al otro país.

Eso hace que los diferentes productos y servicios se vendan más baratos en los dos países. Con ello, los primeros y principales beneficiados somos todos los consumidores.

Pero antes de hablar más de los TLC, digamos que, de por sí, Costa Rica, antes de empezar a firmar tratados con otros países, ya había decretado una baja muy significativa en los impuestos que pagan los productos que importamos (a esos impuestos se les llama “aranceles”): en 1986 el arancel promedio era del 43%; mientras que en el año 2000 el arancel promedio era del 4,2%. Y para ese año, el 80% de todo lo que Costa Rica importaba no pagaba ni un centavo de arancel.

Si de todos modos Costa Rica, antes de firmar tratados de libre comercio, era ya un país muy abierto al comercio internacional, y nos ha ido bien así…¿por qué entonces firmar tratados?

La razón principal es que con la firma de un tratado, la relación comercial entre dos países se hace más segura y más estable, porque esa relación queda sujeta a reglas conocidas y aceptadas por todos. Y si alguno incumple, el otro puede recurrir a mecanismos para reclamar el cumplimiento de lo negociado.

Si se traslada esto a la vida cotidiana de la gente, se puede ilustrar de la siguiente manera. Supongamos, por ejemplo, que usted tiene una fábrica de tamales en Aserrí, y que usted le vende el 80% de toda su producción a 4 cadenas de supermercados (y a una sola de ellas, le vende la mitad de todos los tamales que usted produce). ¿Qué es mejor? ¿Tener con cada cadena de supermercados un acuerdo de palabra, o tener firmado un contrato? Aunque las ventas van bien y en todo este tiempo no ha tenido problemas ¿usted preferiría firmar un contrato o seguir así? Lo más sensato y prudentes es firmar un contrato.

Algo similar es lo que Costa Rica está haciendo con sus socios comerciales: está formalizando la relación mediante la firma de un tratado de libre comercio.

Por eso, Costa Rica ya firmó tratados de libre comercio con Canadá, México, Chile y los países del Caribe, y acaba de terminar de negociar uno con Panamá. (A eso se agrega que formamos parte del Mercado Común Centroamericano desde principios de la década de los 60).

Además, Costa Rica firmó un tratado de libre comercio con Estados Unidos, Centroamérica y la República Dominicana. Ese tratado es el que ahora se discute. La decisión final de si se ratifica o no el tratado la tomaremos todos los costarricenses el próximo 7 de Octubre votando en un referéndum.

Como Estados Unidos es el país al que más le vendemos, y es también el país al que más le compramos, es de enorme importancia para el desarrollo de Costa Rica que sea precisamente con Estados Unidos que tengamos firmado un tratado, para darle seguridad legal a nuestra relación. Por eso vamos a considerar en más detalle el tema de un tratado de libre comercio con Estados Unidos.

Pero antes, es necesario hacer algunas reflexiones sobre la llamada Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC).

Desde 1984 Estados Unidos otorgó de manera unilateral a los países de Centroamérica y el Caribe la eliminación de impuestos para casi todos nuestros productos de exportación bajo la Ley Federal denominada “Iniciativa de la Cuenca del Caribe”.

Sin embargo esa ley puede ser suspendida en cualquier momento por el Congreso de ese país, o un país puede ser eliminado de la lista de países beneficiarios con solo que el Presidente de los Estados Unidos lo decida. Esa decisión puede ocurrir por denuncias sobre el incumplimiento de ciertos requisitos impuestos por Washington.

Por ejemplo, en el año de 2001, los sindicatos ticos de ANEP, la Federación de Trabajadores Limonenses (FETRAL), la Confederación Rerum Novarum y la Coordinadora de Sindicatos Bananeros denunciaron a Costa Rica ante el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, por supuestos incumplimientos laborales.

En la denuncia, los sindicatos pidieron a Estados Unidos que el Departamento de Comercio impusiera a Costa Rica sanciones comerciales contra los productos nuestros que ingresan con ventajas arancelarias a ese país.

Por suerte la denuncia no prosperó. Pero el hecho mismo de que organizaciones sindicales solicitaran que se nos sancionara de manera unilateral, es la prueba de que, en efecto, la ICC no nos da el nivel de seguridad y de garantía que necesitamos. Es mejor tener la relación comercial con nuestro principal socio bajo la seguridad jurídica que ofrece un tratado internacional. Cuando la relación comercial entre una parte fuerte y otra débil se formaliza en un contrato, la diferencia de poder tiende a nivelarse.

Además, tener nuestra relación comercial con Estados Unidos bajo la seguridad jurídica de un tratado internacional nos da mayor independencia frente a ellos en otros campos, como por ejemplo, en materia de política exterior.

Así lo demuestra el hecho de que México, Canadá y Chile votaran en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas contra la invasión de Irak, en clara oposición a la postura estadounidense. Esos tres países tienen firmados tratados de libre comercio con Estados Unidos, y eso les da seguridad de que su relación comercial no dependerá de que estén siempre alineados con Washington.

Insistimos: como Estados Unidos es el país al que más le vendemos, y es también el país al que más le compramos, es de enorme importancia para el desarrollo de Costa Rica que sea precisamente con Estados Unidos que tengamos firmado un tratado, para darle seguridad legal a nuestra relación. Por eso vamos a considerar en más detalle el tema de un tratado de libre comercio con Estados Unidos.

El TLC con Estados Unidos.

El 7 de Octubre próximo cada uno de nosotros tendremos que decidir si aceptamos el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, o si lo rechazamos.

El tratado también incluye nuestra relación comercial con Centroamérica y la República Dominicana, pero nos vamos a concentrar en nuestra relación con Estados Unidos, por ser la relación comercial más importante que tenemos.

Empecemos por decir que el 38% de las exportaciones totales de Costa Rica se venden a Estados Unidos. Que el 39% de todas nuestras importaciones las hacemos desde Estados Unidos, y que más del 60% de toda la inversión extranjera directa proviene de ese país.

Con relación a las importaciones, existe entre alguna gente el temor de que si aprobamos el TLC con Estados Unidos, ellos nos van a inundar con sus productos y eso va a llevar a la quiebra a muchas empresas costarricenses.

Por eso, veamos primero cuáles son los principales rubros de lo que nosotros importamos de Estados Unidos.

El 27% del total de nuestras importaciones son de componentes electrónicos, que son el principal insumo en empresas de alta tecnología, como Intel.

El 17% de las importaciones son de electrodomésticos, los cuales en su mayoría no se producen en Costa Rica.

Un 14% son productos de plástico, caucho, papel y cartón.

También importamos un 4% de manufacturas de metal, un 3% de combustibles y un 1% en medicamentos

Adicionalmente, alrededor del 3,9% de lo importado, son telas que se usan en las empresas textileras, que con esas telas fabrican prendas de vestir que luego se exportan.

En cuanto a bienes agrícolas, estos representan cerca del 8% del total importado desde los EEUU.

El resto lo componen una multiplicidad de productos que, individualmente, representan un porcentaje muy bajo.

Un dato de enorme importancia: con la excepción del arroz, prácticamente no hay productos de los que importamos de Estados Unidos que también se produzcan en Costa Rica.

Por lo tanto, no es cierto que con la aprobación del TLC van a quebrar las empresas costarricenses. Si eso fuese cierto, el primero en estar contra el TLC sería el sector productivo costarricense, pero ocurre exactamente lo contrario: está a favor del TLC.

Dijimos que el único producto que importamos de Estados Unidos, y que también se produce aquí es el arroz. Entonces, ¿qué pasa con el arroz?

Empecemos por decir que Estados Unidos otorga subsidios agrícolas a varios granos y a varias oleaginosas.

De las oleaginosas, nosotros solo producimos aceite de palma, que Estados Unidos no produce. Por eso el subsidio de Estados Unidos a sus oleaginosas no nos afecta.

Los granos que reciben subsidios del gobierno estadounidense incluyen: soya, sorgo, avena, maíz, trigo y arroz. De entre los granos, Costa Rica solo produce arroz. Eso significa que no nos afectan los subsidios dados a los demás.

El arroz que nos comemos los costarricenses lo producen unas pocas empresas. Pero lo que producen no alcanza para abastecernos de arroz. Por eso, Costa Rica tiene que importar todos los años el arroz que le falta.

¿Ese arroz lo puede importar cualquiera? No. Solo lo pueden importar los mismos productores de arroz. Ellos, por ley, tienen el monopolio de la importación de arroz. ¿Y adónde lo compran? En Estados Unidos. ¿Y a qué precio? Como Estados Unidos subsidia a sus productores de arroz, los arroceros costarricenses lo compran a Estados Unidos a un precio más bajo que el precio al que venden su propio arroz en Costa Rica.

Entonces ¿el arroz que compran en Estados Unidos nos lo venden a un precio menor que el arroz que producen aquí? No. Nos lo venden al mismo precio. Y entonces ¿qué pasa con la diferencia de precio? Se la dejan los arroceros, quienes se reparten el sobreprecio entre ellos, de manera proporcional a la cantidad que cada uno de ellos produce.

Un informe de la Contraloría General de la República afirmó que en el año de 2004, en CONARROZ ¡se distribuyeron utilidades de 2900 millones de colones!

Por ello es comprensible que algunos productores de arroz no están contentos con el TLC, porque se les acaba el monopolio con el que hacen grandes ganancias. (Ellos lo que querían era que el arroz quedara excluído del TLC, pero fueron las papas y las cebollas las que quedaron excluídas del TLC).

A pesar de la evidente injusticia, porque todos tenemos que pagar más caro el arroz que comemos, y en especial los más pobres, el TLC establece que el mercado se abrirá 20 años después de aprobado el tratado. ¡EL TLC permite que el monopolio continúe por 20 años más!

Si consideramos que de todos los productos agrícolas de Estados Unidos que reciben subsidios, el único que también se cultiva en Costa Rica es el arroz, tenemos entonces esta curiosa situación: cuando alguna gente pega el grito en el cielo y dice que nuestros agricultores no podrán competir y que serán arruinados porque Estados Unidos subsidia a su agricultura, lo que en realidad están haciendo es defender el monopolio de unos cuantos grandes empresarios arroceros.

Dijimos que las papas y las cebollas están excluídas del TLC, y ya vimos el caso del arroz.

Los demás productos agropecuarios sensibles, que pueden afectarse negativamente con la aprobación del TLC son: carne de cerdo, productos lácteos y muslos de pollo. Veamos caso por caso.

Muslos de pollo: son producidos por una sola empresa: Pipasa.

Según el TLC, el mercado de muslos de pollo en Costa Rica se abre para que se puedan vender aquí los de Estados Unidos a los 18 años de aprobado el tratado. Pero el mercado de pechugas de pollo en Estados Unidos se le abre a Pipasa inmediatamente después de que se apruebe.

Carne de cerdo: el mercado en Costa Rica se abre a los 15 años de aprobado el tratado.

Productos lácteos: lo primero a destacar es que los productores de Centroamérica y los de Estados Unidos se pusieron de acuerdo entre ellos, de manera que lo que se incluyó en el tratado es lo que los sectores productivos acordaron.

Lo esencial es que el mercado nuestro se abre solo 20 años después de la entrada en vigencia del tratado. Y en ese momento, Estados Unidos asume la obligación de no otorgar subsidios de ninguna clase a sus exportaciones de lácteos.

Con la sola excepción de los helados, para todos los demás productos de la Dos Pinos la apertura del mercado estadounidense es una gran oportunidad, además que puede competir aquí contra los de ellos en buenas condiciones.

¿Y qué pasa con el azúcar?

Así como Costa Rica excluyó del TLC a las papas y a las cebollas, Estados Unidos excluyó el azúcar, lo que significa que este producto no va a llegar a tener libre comercio, sino solo para una cuota o cantidad determinada de azúcar.

Estados Unidos nos aumentó el tamaño de la cuota de azúcar que podemos vender en su mercado, por lo que el sector se ve beneficiado por el TLC

¿Y qué pasa con los demás productos que cultivamos en nuestras tierras?

Más del 80% de la superficie cultivable del país se dedica al cultivo de productos que se exportan, incluyendo melón, chayote, mangos, plantas ornamentales, flores, yuca, piña, banano, café, concentrado de jugo de naranja, tomates, etc.

Ni uno solo de estos productos se afecta con los subsidios que da Estados Unidos a sus agricultores por la sencilla razón de que NO se cultivan en Estados Unidos. Por el contrario, todos estos productos ya los compra Estados Unidos a Costa Rica y se verán beneficiados por poder entrar sin pagar impuestos al mercado de Estados Unidos, y esto será así como un derecho, no como una graciosa concesión.

Por eso, contrario a lo que algunos citadinos afirman, la inmensa mayoría de los agricultores de Costa Rica están a favor de un TLC con Estados Unidos.

Y no es de extrañar porque en el 2006 las exportaciones agrícolas de Costa Rica fueron de US$2.530 millones de dólares. A Estados Unidos se exportó el 43% de ese monto, o sea, poco más de US$1000 millones de dólares.

El 98,3% de los productos agropecuarios que exportamos a Estados Unidos, entrarán a ese país sin pagar impuestos desde el primer día que entre en vigencia el TLC.

Hagamos ahora un resumen de la situación general.

La inmensa mayoría de todo lo que importamos de Estados Unidos ya entra al país sin pagar impuestos, o pagando impuestos bajos. Además, muy poco de lo que importamos de Estados Unidos se produce también aquí.

Al día siguiente de aprobado el TLC, la inmensa mayoría de nuestros productos entran al mercado de Estados Unidos sin pagar impuestos en forma permanente y como un derecho. Esto es de gran beneficio para nosotros porque, a pesar de que ya entran en libre comercio por la Ley de Estados Unidos llamada Iniciativa de la Cuenca del Caribe, si algún día se modifica o elimina esa ley, los melones pagarán un impuesto del 29%, el jugo de naranja y la piña alrededor del 40%, la yuca y los tomates un 12%, mientras que los lácteos y los textiles alrededor del 20%.

Adicionalmente, consideremos que las plantas ornamentales, los tubérculos, los productos hortícolas, el café y el azúcar, son producidos por muchísimos pequeños y medianos productores. Por su parte, el aceite de palma, el banano y la piña se producen por grandes empresas que son una fuente muy importante de empleo.

En el caso de las textileras, destaquemos que brindan empleo a entre 15 y 20 mil mujeres quienes, en su mayoría, son madres solteras y sin educación secundaria completa, pero que reciben en promedio salarios superiores al salario mínimo.

Y además están las empresas de alta tecnología, las de equipo médico, las de software, y las de servicios como las relacionadas al turismo, los centros de llamadas, los servicios médicos, y los servicios de apoyo administrativo, como el centro que puso aquí Procter&Gamble, que procesa desde Costa Rica facturas, pedidos, pagos, planillas, etc, a sus operaciones en diversas partes del mundo.

Costa Rica es considerada a nivel mundial como uno de los casos más exitosos en apertura comercial y en la diversificación de sus exportaciones y de sus mercados.

Gracias a esta estrategia, hemos podido crecer durante los últimos 25 años, hemos podido reducir la pobreza y hemos podido crear los miles de empleos que nuestros jóvenes necesitan.

Aprobar un TLC con Estados Unidos significa fortalecer y profundizar esa estrategia exitosa.

Y debemos fortalecerla aún más firmando incluso más tratados de libre comercio, como el que estamos empezando a discutir con la Unión Europea y quizá en el futuro cercano con China.

Es necesario hacerlo para poder seguir combatiendo la pobreza, mejorando el bienestar de los costarricenses y protegiendo nuestra naturaleza.

¿Por qué entonces tanta controversia con la aprobación de un TLC con Estados Unidos?

La razón principal es que Costa Rica adquiere la obligación de abrir el monopolio para permitir la operación de empresas privadas en los mercados de las telecomunicaciones y de los seguros.

Y además, porque el TLC nos obliga a cumplir con un tema que ha provocado controversia, como lo es el tema de los derechos de propiedad intelectual y más concretamente, su impacto sobre el precio de los medicamentos. También han generado polémica los mecanismos de solución de controversias, lo relativo a la protección de inversiones, así como los compromisos en material ambiental y laboral.

Veremos cada uno de estos temas.

Pero antes, hagamos algunos comentarios sobre la forma como se hará la apertura en los sectores de seguros y de telecomunicaciones.

Apertura a la Tica.

Lo primero que hay que destacar es que Estados Unidos no quería apertura de los monopolios de telecomunicaciones y de seguros, (el sector energía ya está abierto), sino que quería privatización de esos dos sectores, como ya lo están en la mayoría de los países de América Latina.

Costa Rica se opuso a la privatización y negoció que en nuestro caso solo se diera la apertura del mercado; esto es, que se permita la llegada y operación de empresas privadas en esos sectores, pero afirmando que el ICE y el INS seguirán siendo instituciones públicas, propiedad del estado costarricense, que seguirán prestando esos servicios y que no se venderán a nadie. Esta condición nuestra fue finalmente aceptada por Estados Unidos. (Prueba de ello es que el Capítulo Trece del TLC dice claramente que no aplica a Costa Rica, sino solo el anexo a ese capítulo.)

Pero además, fue Costa Rica la que estableció y definió los términos de cómo se hará esa apertura.

De acuerdo con lo definido por nosotros, la apertura de los sectores de telecomunicaciones y de seguros se hará respetando los criterios de: gradualidad, selectividad y regulación, y preservando los principios de universalidad y de solidaridad.

Antes de comentar esos criterios y principios, es importante destacar que todo esto quedó formalmente establecido en el Preámbulo del Anexo 13 del Tratado.

Algunos se preguntarán si el hecho de que quedara establecido en un “anexo” le quita fuerza a los acuerdos. De ninguna manera. En el Capítulo 22 de Disposiciones Finales, se establece claramente que los anexos, los apéndices y las notas al pie de página “constituyen parte integral del Tratado”.

La Apertura en Telecomunicaciones

El TLC plantea que el mercado de las telecomunicaciones se abrirá a la competencia; pero, según el criterio de selectividad, esa competencia se limitará exclusivamente a telefonía celular, acceso a internet y a redes privadas para la transmisión masiva de datos.

Pero antes de abrirse, se acordó que el ICE sea fortalecido. Por eso la necesidad de aprobar la Ley de Fortalecimiento del ICE que actualmente se discute en el Congreso.

Con la aprobación de esa ley, al ICE se le quitarán muchas trabas que hasta el momento le han dificultado la labor de ofrecer servicios de mejor calidad. Igualmente, le permitirá al ICE mucha mayor libertad para hacer las inversiones que necesita para contar con la mejor tecnología.

Con esas reformas, el ICE quedará plenamente capacitado para competir en buenas condiciones contra cualquier otra empresa.

Si tomamos en cuenta la extraordinaria calidad técnica y profesional de los trabajadores del ICE, y que nadie como ellos conoce el mercado, estamos seguros que al ICE le va a ir muy bien, como es el caso de los bancos del estado, que están compitiendo desde hace 10 años en excelentes condiciones frente a los bancos privados.

Ya hemos visto que la competencia misma obligó a los bancos estatales a ser mejores, y esa mejoría en la calidad de su atención, en la innovación de sus productos financieros y en mejores condiciones para los préstamos, nos beneficia a todos.

Pero hay más. Para hacer valer el criterio de regulación y el principio de universalidad, el TLC plantea que la apertura se hará cuando se apruebe una Ley de Telecomunicaciones. Esa ley está actualmente siendo discutida en el Congreso.

Lo esencial de esa Ley es que va a establecer una Autoridad Reguladora de los servicios de telecomunicaciones (que muy posiblemente será la ARESEP). Esto es de suma importancia, porque será esa autoridad reguladora la que fije las tarifas de los servicios, y no el ICE ni las empresas que eventualmente vengan.

Este es un rasgo único. En ningún otro país de Latinoamérica se planteó el esquema de apertura con regulación. Por eso, no tiene sentido invocar los casos de otros países para asegurar que aquí sucederá lo mismo que ocurrió en otras partes.

Será esa autoridad reguladora –y no el ICE ni las empresas privadas- la que también establezca la tarifa que las empresas que vengan tendrán que pagarle al ICE por el uso de la infraestructura de telecomunicaciones que el ICE construyó.

Esa “red madre” del ICE es muy valiosa. Por eso toda empresa que venga va a tener que pagar un peaje por usarla. Pero el monto de ese peaje, no lo establece el TLC, sino que también será establecido por la Autoridad Reguladora; es decir, por nosotros, y no por Estados Unidos, ni por una empresa extranjera. Lo que sí se especifica es que la tarifa para el uso de la “red madre” debe “basarse en costos.”

Esto NO quiere decir que la tarifa será “al costo”, como erróneamente algunos lo han interpretado.

Cuando se dice que una tarifa se establece “con base en costos”, lo que quiere decir es que, sobre la base de costos reales, se define una utilidad razonable. Así es como en la actualidad la ARESEP define las tarifas de los servicios públicos.

El ICE es y seguirá siendo el dueño único de la red madre. Pero en la actualidad está subutilizada. Por eso, le conviene al ICE que otros también la usen y le paguen por usarla. La red madre será más valiosa para el ICE si se usa más. Así, no será solo el ICE el que tenga que recuperar por sí solo la inversión hecha, sino que los pagos que le hagan las demás empresas le ayudarán al ICE –y al país- a recuperar esa inversión más rápido y a menor costo.

¿Y en qué queda el principio de universalidad, es decir, que todos tengan acceso a los servicios?

Pues bien, en el inciso #2 del Anexo 13, Costa Rica explícitamente se reserva el derecho de tomar todas las medidas que considere necesarias para garantizar la universalidad de los servicios.

Para ello, la Ley de Telecomunicaciones en discusión establece que se creará un fondo para cumplir con ese principio y será obligatorio que toda empresa que venga a Costa Rica pague una suma a ese fondo. El monto de esa contribución lo fijará la Autoridad Reguladora.

Hasta el día de hoy, el costo de cumplir con el principio de universalidad lo ha tenido que absorber el ICE en su totalidad. Con esta disposición de la futura Ley de Telecomunicaciones, las empresas extranjeras que vengan tendrán obligatoriamente que aportar recursos, de manera que la carga no será exclusivamente del ICE.

¿Y qué pasa si a una empresa extranjera no le gustan estas disposiciones? Pues sencillamente no podrá venir a hacer negocios a Costa Rica. Las que sí vengan, tendrán que hacerlo como nosotros lo hemos decidido.

Estas son las reglas que nosotros los costarricenses hemos establecido para la apertura de las telecomunicaciones. Quien no las respete, pues no podrá venir, o tendrá que irse, porque aquí las cosas las hacemos “a la tica”.

En conclusión, podemos afirmar que el ICE es y seguirá siendo del Estado costarricense; que el ICE es una institución muy buena, y que la llegada de la competencia la hará aún mejor, para bien de todos los costarricenses.

Apertura de los Seguros.

La apertura en el mercado de los seguros también se hará “a la tica”, siguiendo los criterios establecidos en el Preámbulo del Anexo 13 del TLC.

De manera similar a la apertura en telecomunicaciones, para la apertura del mercado de seguros se creará una Superintendencia para que proteja a los consumidores y para que fiscalice a las empresas aseguradoras, especialmente en lo relativo a su gestión financiera, de manera que se garantice que efectivamente cada empresa que venda seguros en Costa Rica, podrá pagar debidamente a sus clientes las pólizas que correspondan, cuando sea el caso.

Igualmente, antes de la apertura se va a fortalecer el INS, de manera que pueda competir con éxito ante las empresas privadas que vengan; tal y como lo hacen los bancos del estado.

Es muy importante enfatizar que con el TLC se mantiene como obligatorio el pago del seguro de riesgos del trabajo y el seguro obligatorio de automóviles, reconociéndose la función social que tienen. Toda empresa privada, extranjera o nacional, que se establezca en nuestro país tendrá que ofrecer estos seguros

Tampoco sufrirá el Cuerpo de Bomberos.

El Cuerpo de Bomberos es un órgano adscrito al INS. El artículo 40 de la Ley del Cuerpo de Bomberos, Ley No. 8228 del 19 de marzo del 2002, crea el Fondo del Cuerpo de Bomberos, que tiene cuatro fuentes de ingreso: el cuatro por ciento (4%) de las primas de todos los seguros que se venden en el país, que constituye la más importante; las multas, los cobros o resarcimientos producto de esta Ley; los intereses y réditos que genere el propio Fondo; y, las donaciones de entes nacionales o internacionales.
Ninguno de los compromisos asumidos por Costa Rica en el TLC, se refiere expresamente ni afecta directamente a los Bomberos de Costa Rica.
El Cuerpo de Bomberos de Costa Rica podría continuar financiándose con el Fondo del Cuerpo de Bomberos, el cual una vez abierto el mercado de seguros a la competencia, se alimentaría no sólo por el 4% de las primas de los seguros que venda el INS, sino también por el 4% de las primas de los seguros que vendan las otras compañías de seguros que puedan operar en el país.
Es así como la apertura del mercado de seguros no requeriría ni implicaría una reforma a la Ley de Bomberos ni a la estructura, operación y financiamiento actual del Cuerpo de Bomberos. Más bien sería de esperar que el crecimiento que pueda tener el mercado de seguros con la apertura, tenga como consecuencia un crecimiento en el Fondo del Cuerpo de Bomberos.
Hemos visto cómo será la apertura en los mercados de telecomunicaciones y de seguros. Será una apertura “a la tica”, según criterios y principios que nosotros los costarricenses hemos obligado a que queden definidos en el TLC, y cuya puesta en práctica se hará según lo definan leyes que también nosotros los costarricenses vamos a discutir y a aprobar en nuestra Asamblea Legislativa.

Ahora veremos los otros tres componentes incluídos en el TLC con Estados Unidos que han sido materia de controversia: lo relativo a la protección de los derechos de propiedad intelectual, lo relativo a la solución de controversias y lo relativo a la protección de inversiones.

Todos estos aspectos tienen algo en común: ni son nuevos, ni son exclusivos de este tratado con Estados Unidos, ni plantean nada esencialmente distinto a lo que ya se plantea en otros tratados y acuerdos firmados por Costa Rica y que están en vigencia desde hace años.

Propiedad Intelectual y Medicinas

Las tres principales preocupaciones en torno a este tema que expresan algunas personas son:

-¿Se va a privatizar la Caja del Seguro?
-¿La Caja irá a la quiebra?
-¿La Caja ya no podrá comprar genéricos?

En primer lugar: no hay nada, absolutamente nada, ni una sola palabra en el TLC que diga, o que pueda ser interpretada como si dijera, que la Caja va a ser privatizada.

En segundo lugar: nada que tenga que ver con la compra de medicamentos puede llevar a la Caja a la quiebra, por la sencilla razón de que la compra de medicinas representa apenas el 9% del presupuesto total de la Caja.

De ese 9%, alrededor de un tercio se destina a la compra de genéricos nacionales, un tercio a la compra de genéricos extranjeros y otro tercio a la compra de medicamentos de marca.

Como el TLC no tiene efecto retroactivo, la Caja podrá seguir comprando los medicamentos que ya están en el mercado sin ningún tipo de limitación. Es decir, NO tendrá que dejar de comprar los genéricos, nacionales o extranjeros, que ya compra; para tener que sustituirlos con medicinas de marca.

Tras la aprobación del TLC, la Caja sí podrá seguir comprando los medicamentos genéricos que necesite, ya sea en Costa Rica o trayéndolos desde el extranjero.

¿Por qué entonces la preocupación? Veamos.

La única disposición del TLC que puede tener eventualmente un impacto sobre la Caja, (y vamos a demostrar porqué es mínimo) es el compromiso de proteger por cinco años los “datos de prueba”. Así se llama a los documentos que aportan los laboratorios productores de medicinas al Ministerio de Salud, para demostrar que esos medicamentos son seguros y eficaces, cuando quieren obtener el permiso para vender el producto.

Este período de protección existe en todo el mundo. Es de diez años en la Unión Europea y de cinco años en Estados Unidos, México, Colombia, Chile y Brasil, entre otros.

¿Por qué decimos que la obligación de cumplir con esta protección a los datos de prueba que establece el TLC tiene un impacto mínimo sobre las finanzas de la Caja ?

Expliquemos esto en más detalle, analizando la situación de la compra de medicamentos de la Caja en el año 2003 e imaginándonos qué hubiera pasado si el TLC hubiera estado vigente ese año.

Ese año la Caja tenía una lista de 443 medicamentos en su Lista Oficial de Medicamentos (LOM), algunos originales y otros genéricos, pero por ya estar en el mercado ninguno se hubiera visto afectado por las disposiciones del TLC, porque el TLC no tiene efectos retroactivos.

Ese año, 17 medicamentos se incluyeron por primera vez en la lista oficial. Si en ese momento hubiera estado en vigencia el TLC ¿cuántos de entre ellos habría tenido que comprar la Caja como medicamentos de marca, en vez de genéricos?

El estudio que hizo la Caja demuestra que en ese año, 10 de esos productos ya tenían más de cinco años de estar en el mercado, lo que significa que esos cinco años de protección ya habían pasado, y los otros 7 se compraron a laboratorios productores de medicamentos originales. Es decir, si el TLC hubiera estado vigente el impacto sobre las finanzas de la Caja habría sido mínimo.

Va de nuevo la pregunta: ¿por qué tanta preocupación? Porque los productores de medicamentos genéricos van a tener que esperar cinco años para utilizar la información generada por los productores de medicamentos originales, plazo razonable si somos un país que considera que hay que buscar un balance entre los productores de originales y de genéricos.

En otras palabras, está bien reconocer a los inventores de los nuevos medicamentos un cierto plazo para que la información que generaron no se pueda usar para la elaboración de medicamentos genéricos, pero tampoco se puede pretender que ese plazo sea demasiado largo, para que la sociedad se pueda beneficiar de medicamentos genéricos que son más baratos.

Pero además, y esto es muy importante, la protección por 5 años de los datos de prueba no otorga exclusividad. Es decir, los productores de genéricos pueden decidir si esperan a que pase el plazo de protección o bien decidir si ellos mismos generan sus propios datos o información clínica y presentarlos de manera inmediata dentro de su solicitud de comercialización.

Y hay más.

La Caja, si lo necesitara, puede ir a comprar un genérico a cualquier otra parte del mundo donde ya haya expirado el periodo de protección y esté disponible. Y además, lo puede comprar en el exterior a precios que incluso son más bajos que si los comprara aquí. (Por eso prácticamente no hay exportación de genéricos costarricenses, porque son más caros que los que se hacen en el exterior). De hecho, y como dijimos antes, en la actualidad un tercio de las medicinas que compra la Caja son genéricos traídos del exterior.

Por todo esto, en un documento de la misma Caja, elaborado para investigar el posible impacto del TLC se dice: “Concluimos que no se producirá un cambio significativo en la Lista Oficial de Medicamentos de la CCSS por el hecho de entrar en vigor el Tratado de Libre Comercio suscrito con Centroamérica, los Estados Unidos y República Dominicana”.

En resumen, no hay nada en el TLC que obligue, ni siquiera que mencione, la privatización de los servicios de salud; no hay nada en el TLC que limite la autonomía de la Caja en su política de compras de medicamentos, originales o genéricos, y no hay nada que haga pensar ni deducir que la Caja va a tener problemas económicos a consecuencia del TLC.

Con el TLC sí serán afectadas empresas que producen medicamentos genéricos, porque tendrán que esperar, si así lo deciden ellas mismas, 5 años antes de poder tener acceso a los “datos de prueba”.

Pero eso no quiere decir que los pacientes de la Caja vayan a ser perjudicados. ¡No confundamos los intereses de unas pocas empresas con los intereses de todos los asegurados!

Y si usted todavía sigue con alguna preocupación, le vamos a decir para su tranquilidad que aún hay más.

El TLC explícitamente establece el derecho que tienen todos los países firmantes, de suspender por un tiempo la protección de patente para algún medicamento (si lo tuviera) si se diera una emergencia que lo justifique. Y además, tienen el derecho de realizar “importaciones paralelas”, es decir, que pueden importar el medicamento genérico aún cuando esté en vigencia la protección de patente si existe una situación que lo amerite.

Protección de Inversiones:

El Capítulo 10 del TLC trata del tema de la protección de inversiones.

Por lo que se dice en este capítulo, algunas personas pretenden crear la idea de que cada inversionista puede venir a Costa Rica a hacer lo que le dé la gana, y que el estado costarricense no podrá hacer valer sus propias leyes.

¡Nada más alejado de la verdad!

En lo esencial, lo que el Capítulo 10 dice es que a un inversionista extranjero que llega a invertir en un país firmante del TLC, se le debe dar igual trato que el que recibe un inversionista de ese país, es decir, que para nosotros esto significa que en Costa Rica se debe dar igual trato ante la ley a un inversionista estadounidense, o nicaragüense, o guatemalteco, que el que se le da a un costarricense.

Por lo demás, ese principio ya está consagrado en nuestra Constitución Política desde 1949. En lo único en que un extranjero no es igual a un tico, es que un extranjero no puede votar en las elecciones y no puede aspirar a un puesto de elección popular.

En este capítulo también se dice que si un inversionista extranjero se siente perjudicado porque el país incumple las normas del TLC, puede optar por llevar el caso a los tribunales nacionales o a un arbitraje internacional.

¿Representa esto una violación de nuestra Constitución, o una entrega de nuestra soberanía?

Primero que nada, digamos que este tema ya se consultó a la Sala IV, porque la cláusula de arbitraje está incluída también en otros 3 tratados de libre comercio que Costa Rica ya aprobó y están vigentes. También la cláusula de arbitraje está incluída en 14 tratados bilaterales de inversión. (Y nadie protestó por el tema del arbitraje en esos casos).

La Sala IV resolvió que la cláusula de arbitraje NO representa ninguna renuncia a nuestra soberanía, ni tampoco una violación de nuestra Constitución. El tema, por tanto, es ya un tema planteado y resuelto.

Valga aclarar que un inversionista extranjero no puede llevar a arbitraje a nuestro gobierno por cualquier motivo; sino solo si considera que hay incumplimiento sistemático de alguna cláusula que esté contenida únicamente en el Capítulo 10.

Es decir, ningún inversionista extranjero puede pretender llevar a nuestro país a un arbitraje porque siente que nuestras leyes ambientales o laborales lo perjudican. Los inversionistas siguen estando obligados a cumplir todas las leyes nacionales.

Más aún, y para que no queden dudas, el artículo 10.2.1. expresamente señala que si se detecta alguna contradicción entre lo que dice el capítulo 10 y cualquier otro capítulo del TLC…¡prevalece el otro capítulo!

O sea: está equivocado quien afirme que según el TLC los intereses de los inversionistas extranjeros están por encima de nuestras leyes laborales, o ambientales o de salud.

A esto agreguemos que el trato no discriminatorio entre nacionales y extranjeros, y la cláusula de arbitraje, también se aplican a nuestro favor cuando hayan costarricenses invirtiendo en el resto de Centroamérica, en República Dominicana y en Estados Unidos.

Y como dato anecdótico, podemos señalar que varios de esos tratados de protección de inversiones fueron en su momento discutidos, y aprobados por unanimidad, en una Comisión Legislativa a la que en ese momento pertenecía ¡Ottón Solís!

El TLC y el Medio Ambiente

La principal obligación que ha suscrito Costa Rica en materia ambiental en el TLC en su capítulo 17, al igual que los otros países centroamericanos, República Dominicana y Estados Unidos, es la aplicación efectiva de la legislación ambiental nacional.
Esto significa que los bienes que se comercian se podrán beneficiar del TLC siempre y cuando en su producción se respeten las leyes ambientales vigentes en cada país.
Igualmente, se reconoce el derecho soberano que tienen los Estados de establecer, modificar o derogar sus propias normas, estándares y políticas en materia ambiental.
Pero además, el TLC establece algo de suma importancia para la protección del medio ambiente: los países se comprometen a no relajar o debilitar su legislación ambiental para lograr beneficios comerciales y se comprometen a no dejar de aplicar su legislación ambiental para beneficiar el incremento del comercio entre las Partes.
El Estado costarricense mantendrá siempre su potestad regulatoria en materia ambiental frente a los posibles inversionistas. Ninguna disposición del TLC puede interpretarse como un impedimento para que Costa Rica adopte, mantenga o haga cumplir cualquier medida ambiental.
Para garantizar aún más que los países efectivamente harán cumplir sus leyes ambientales como lo manda el TLC, se dispuso que en temas relativos a violaciones sistemáticas de esta obligación, los individuos, las comunidades o las organizaciones ambientalistas podrán, por sí solos (esto es, sin que necesariamente tengan que tener el respaldo de su gobierno) activar el mecanismo de solución de controversias.

Si como producto de esta acción, se determina que efectivamente nuestro gobierno no está aplicando debidamente las leyes ambientales para favorecer objetivos comerciales, será sancionado.

La sanción irá dirigida a que el gobierno invierta el monto de la multa en el reforzamiento de su capacidad para hacer cumplir la legislación ambiental en el caso específico que dio lugar a la demanda. Esto es de enorme importancia para la protección de la naturaleza. ¿Por qué? Porque es un incentivo para que todos, empresas y gobierno, cumplan efectivamente con la legislación ambiental.

Cuando uno constata que todo esto está contenido en el TLC para contribuir con la protección del medio ambiente, uno no puede menos que asombrarse cuando escucha que con el TLC se van a eliminar las leyes ambientales, o que los inversionistas extranjeros podrán hacer lo que les dé la gana en materia ambiental.

Algunos incluso van más allá cuando afirman que el capítulo 10 del TLC coloca los intereses comerciales por encima del medio ambiente, por encima de los derechos laborales y por encima de la salud porque –dicen ellos—el TLC, por ser un tratado internacional, está por encima de nuestras leyes.

En efecto, un tratado internacional está por encima de las leyes nacionales. Por eso, es muy, pero muy bueno, cuando en un tratado internacional, como lo es el TLC, Costa Rica asume la obligación de hacer cumplir siempre sus leyes ambientales y nunca debilitar o dejar de aplicar esas leyes para favorecer al comercio.

Y es todavía mejor para nuestro ambiente cuando, además, en ese tratado internacional que es el TLC, se establece que si los gobiernos violan esta obligación, serán sancionados.

¿Acaso no es el TLC un aliado formidable en la lucha por la preservación del medio ambiente?

El TLC y los Derechos Laborales

En lo relativo a los derechos laborales, el TLC establece en su capítulo 16 obligaciones similares a lo que se explicó para el tema ambiental.

Se trata, básicamente, de que las empresas cuyos productos se van a favorecer de las condiciones del TLC, deben respetar en su proceso de producción la legislación laboral del país respectivo.

Contrario a lo que afirman algunos opositores al TLC, no hay duda de que estos compromisos van en la dirección de darle mayor peso e importancia al cumplimiento de la legislación laboral

El TLC refuerza la aplicación de las leyes laborales vigentes en nuestro país y vela por la protección de los derechos de los trabajadores.

El compromiso principal asumido por Costa Rica en esta materia es aplicar efectivamente su legislación laboral, incluyendo el derecho de asociación, el derecho de organización y negociación colectiva, la prohibición del uso del trabajo forzoso, la edad mínima para el empleo de niños, y la prohibición y eliminación del trabajo infantil.

Además, el país se compromete a velar por las condiciones aceptables de trabajo respecto a salarios mínimos, horas de trabajo, y seguridad y salud ocupacional.

En este capitulo se reafirma el pleno respeto a la Constitución y los compromisos asumidos por Costa Rica ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Asimismo, se reconoce el derecho soberano de Costa Rica de establecer, modificar o derogar sus propias normas, estándares y políticas en materia laboral y se prohíbe disminuir los estándares laborales para la promoción del comercio o la inversión.

El TLC y la Salud, el Agua y la Educación.

¡Se ha hablado tanto de estos temas! Se han dicho tantas inexactitudes, que lo mejor es reproducir de manera literal el Anexo II- CR-3 del TLC.

Dice así:

“Costa Rica se reserva el derecho de adoptar o mantener cualquier medida respecto a la ejecución de leyes y al suministro de servicios de readaptación social así como los siguientes servicios, en la medida que sean servicios sociales que se establezcan o mantengan por un interés público: seguro o seguridad de ingreso, servicios de seguridad social, bienestar social, educación pública, capacitación pública, salud, atención infantil, servicios de alcantarillado público y servicios de suministro de agua.”

En castellano sencillo, lo que este anexo significa es que la salud, la seguridad social, la educación pública, y los servicios de alcantarillado público y de suministro de agua…¡No se ven afectados por este tratado!

Queda claro entonces que cuando algunos afirman que con el TLC se privatiza el agua, (y que se la van a llevar a Estados Unidos); se privatiza la Caja del Seguro, o se privatiza la educación pública, están profundamente equivocados.

Una Ultima Cuestión

Si con todo lo que hemos planteado usted aún tiene dudas sobre la conveniencia de aprobar el TLC, le vamos a dar una última razón. Y es esta: si rechazamos el TLC no hay vuelta atrás; pero si lo aprobamos y luego comprobamos que nos está yendo mal…¡pues simplemente nos salimos!

¿Y es así de sencillo? Sí. Sí es así de sencillo. Miren lo que literalmente dice el TLC sobre este tema:

Artículo 22.7: Denuncia

1. Cualquier Parte podrá denunciar este Tratado notificando por escrito su denuncia al Depositario. El Depositario informará sin demora a las Partes sobre esta notificación.

2. La denuncia surtirá efectos seis meses después de que una Parte realice por escrito la notificación a la que se refiere el párrafo 1, a menos que las Partes acuerden otro plazo. Cuando una Parte lo haya denunciado, el Tratado permanecerá en vigor para las otras Partes.

Está claro: lo único que tendríamos que hacer para salirnos del TLC es notificar nuestra decisión de hacerlo al Depositario del tratado, que es la OEA. Seis meses después estamos fuera sin que por ello el país tenga que pagar ningún tipo de indemnización o pago a ninguno de los países ni las empresas del acuerdo

Otras medidas para complementar el TLC

Hemos reiterado que aprobar el TLC es necesario pero no es suficiente.

Es imprescindible, como los señalaron en su documento los miembros de la Comisión de Notables, que Costa Rica impulse cambios que permitan que los beneficios del libre comercio beneficien a la mayoría.

Por eso, es muy importante que también aprobemos la llamada Agenda de Implementación del TLC, que consta de 13 proyectos de ley que actualmente están en trámite legislativo.

Entre ellos, figuran temas como el fortalecimiento del ICE y del INS, la ley de Telecomunicaciones, la creación de una Banca de Desarrollo, así como temas relativos a marcas y protección de obtenciones vegetales.

Además de los proyectos de ley que se discuten en la Asamblea Legislativa, un conjunto de especialistas en temas sociales han trabajado en la formulación de un plan nacional que ayudará a que la apertura comercial signifique beneficios para la mayoría.

El plan señala que “El motor de integración de todos los sectores sociales en los beneficios del comercio es la democratización de los beneficios del comercio exterior a través de programas que promuevan de forma agresiva la plena participación de la pequeña y mediana empresa”.

Costa Rica tiene la ventaja de poseer un esquema productivo en el cual más del 98% de todas las empresas y el 78% de las empresas exportadoras son pequeñas, medianas y microempresas. Este sector produce el 16% del valor exportado.

En su plan, las especialistas han identificado áreas de acción de acompañamiento que son importantes para que el país pueda realmente competir con éxito y para que los beneficios del TLC lleguen a todos los hogares costarricenses.

Esas áreas de acción incluyen:

1. Dotar de capacidades y destrezas (inglés, computación, educación técnica, etc.) a un sector significativo de la población.
2. Mejorar de forma rápida la red vial nacional con énfasis en regiones productivas.
3. Apoyar a las pequeñas y medianas empresas, y al sector agrícola de pequeños productores con capacitación, acceso al crédito y transmisión de conocimientos y tecnología, agrícola e industrial.
4. Mejorar la capacidad institucional del Estado en apoyo a las actividades productivas.

¿Por qué Sí?

• Porque es coherente con una exitosa estrategia de desarrollo económico.
• Porque beneficia a la inmensa mayoría de los productores agrícolas de nuestro país.
• Porque hará más barato lo que importamos desde Estados Unidos.
• Porque adquirimos derechos (y deberes) en nuestra relación comercial con Estados Unidos, lo que da seguridad y permanencia en el tiempo a nuestra relación comercial con ese país.
• Porque estimulará a que más empresas extranjeras vengan a Costa Rica, lo que significa que tendremos más fuentes de empleo y acceso a tecnologías y conocimiento avanzado.
• Porque habrá más inversión local y extranjera.
• Porque nos permitirá modernizar y fortalecer al ICE, que seguirá siendo de todos los costarricenses.
• Porque habrá mejores servicios de telecomunicaciones y eso hace posible que vengan al país más empresas de alta tecnología y de servicios; que buscan a gente joven bien preparada y pagan muy bien.
• Porque hará más fuerte al INS, al tiempo que bajará el costo de las pólizas.
• Porque ayudará a que se cumplan de verdad nuestras leyes ambientales y laborales.
• Y porque no toca ni afecta en nada nuestros sistemas de educación pública, de seguridad social y de suministro de agua.
• Porque nos podemos salir de él cuando lo queramos.
• Porque se impulsarán programas que ayuden a que las oportunidades que ofrece la apertura al comercio internacional beneficien a la mayoría de los costarricenses.

Conclusión

Durante 25 años hemos venido modificando gradualmente nuestras capacidades productivas para poder competir con éxito en los mercados internacionales. ¡Y lo hemos hecho bien! Costa Rica es admirada en el mundo por la forma inteligente como transformó su economía. Y lo hizo en democracia y en paz.

En la actualidad exportamos más de US$2.500 millones de dólares en productos agropecuarios de una gran diversidad.

En apenas poco más de dos décadas multiplicamos por 8 el valor de nuestras exportaciones a US$8000 millones de dólares, lo que nos hace uno de los principales exportadores por habitante de América.

Le vendemos al mundo chips sobre los que se basa la nueva economía digital. Fabricamos sofisticado equipo médico que salva vidas. Cuatro millones de ticos exportamos más del doble que los restantes 30 millones de centroamericanos.

Nuestra economía ya es una de las más abiertas del mundo. Lejos de significar la ruina de nuestros productores, podemos ver con orgullo que nuevas micro, pequeñas, medianas y grandes empresas abren sus puertas en nuestro país; mientras que otras del extranjero nos ven con asombro y admiración por lo que hemos logrado. Y deciden instalarse en Costa Rica.

No es casualidad que tengamos uno de los más bajos niveles de desempleo de América Latina.

Pero también está claro que el TLC es necesario pero no es suficiente. Como país, como pueblo, tenemos aún muchos desafíos por delante, cuya solución no proviene directamente de un tratado de libre comercio que, finalmente, no es más que una herramienta de política comercial.

Por lo que ya somos, y por lo que podemos y debemos ser, es un imperativo que de una vez por todas terminemos con la pobreza. No podemos seguir más años con las carreteras, puentes y puertos que tenemos.
Es urgente rescatar a miles de jóvenes que desertan de la educación secundaria.

Todas estas tareas que tenemos pendientes –y muchas más- son de nuestra exclusiva responsabilidad. No son responsabilidad de ningún tratado de libre comercio, o de ningún país extranjero.

Pero será tanto más fácil construir el país que todos soñamos, si los cambios y reformas imprescindibles que la Patria nos exige, se basan en una sólida estrategia de desarrollo económico; que nos permita ser un participante inteligente de la economía global. Aprobar el TLC con Estados Unidos es un paso adecuado en la dirección correcta.

Mejorarán las oportunidades que tenemos para seguir transitando la senda que nos lleve a la Patria justa y próspera que podemos y debemos construir.

Llevamos 25 años preparándonos para este momento. Estamos listos para firmar un Tratado de Libre Comercio con la nación más poderosa de la tierra.

No podemos permitir que temores y miedos sin fundamento nos hagan dar marcha atrás, justo en el instante cuando nos aprestábamos a jugar en primera división. Dice la poeta Alfonsina Storni que “más pudre el miedo, que lo que pudre la muerte”.

Aprobar un TLC con Estados Unidos, o con otros países del mundo, no tendrá efectos mágicos. Nada sustituye el trabajo honesto o la capacidad que tengamos para tomar decisiones que nos ayuden a avanzar hacia mayor justicia, equidad y sostenibilidad.

Pero la experiencia internacional muestra que los países que salieron de la pobreza, fueron aquellos que abrieron sus brazos, sus mentes y sus corazones al resto del mundo. No quienes se fueron a esconder al sótano de sus temores porque ven en el mundo más amenazas que oportunidades.

Lo que está en juego con el referéndum del 7 de Octubre es mucho más que el TLC con Estados Unidos que, al fin y al cabo, como dijimos, no es más que una herramienta para promover el comercio entre las naciones.

Lo que está en juego es el país que queremos. O somos un país que puede ver al mundo de frente y a los ojos, enfrentando los nuevos retos que surgen; o somos un país que le da la espalda al presente y al futuro y solo piensa en el pasado.

O somos un país que culmina la última etapa de su apertura para ser parte de las naciones avanzadas del Siglo XXI, o retrocedemos para buscar en vano viejas glorias de antaño.

EL TLC con Estados Unidos es nuestra gran oportunidad.

Asegurarnos que esa oportunidad se haga realidad, será nuestra gran responsabilidad.

Créditos:

Este folleto se basa en:

-El Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos de América.
-Documentos oficiales del Ministerio de Comercio Exterior.
-Documentos de la Asociación para el Estudio Jurídico del TLC.
-Artículos publicados por Velia Govaere, especialista en comercio internacional.
-El Documento: “Contribución para una agenda complementaria de acompañamiento al TLC”, por Sandra Piszk, Velia Govaere y otros.

Además, en entrevistas personales realizadas a:

-Alberto Trejos, ex Ministro de Comercio Exterior
-Amparo Pacheco, Vice Ministra de Comercio Exterior
-Fabián Volio, especialista en Derecho Constitucional




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